I De ser de luz
II De ser de hojas de hierbas
III De encontrar los puntos
cardinales dentro de mi
IV Árbol adentro
Óleo sobre lino sobre madera
50 x 50 cms. cada uno
Sala 3
De la luz:
la misteriosa conjunción de espíritu y materia.
En esta tercera sala, De la luz: la misteriosa conjunción de espíritu y materia, entre cuyos vestigios arqueológicos del siglo XVII se encuentra una fuente, símbolo de los orígenes de la vida, presento imágenes híbridas entre el cuerpo y el mundo vegetal, con piezas verticales, columnas eternas hechas con mis propias manos, una de ellas dibujada sobre piedra: “Mi columna, mis manos sesenta y cuatro veces”.
Esta imagen emergió al trazar las siluetas de mis manos para formar una columna vertebral. Mientras dibujaba, me pensaba la añoranza de totalidad, este camino constante e infinito hacia completarse uno mismo, que es el proceso de toda una vida.
Al terminar de crear la imagen, conté el numero de manos que había dibujado: eran sesenta y cuatro. Procedí a buscar la simbología del número sesenta y cuatro* en diferentes tradiciones y mitologías, entre las cuales encontré la imagen del cuaternio como símbolo de “totalidad”: una semilla de oro, un potencial que emerge de mi interior y se encarna en mi obra.
Las piezas tienen una ascensionalidad evidente, añorando la verticalidad, la conexión entre el mundo interno y el mundo externo, el espíritu y la materia, la dualidad, es decir, la solidez de la roca y la ligereza de la seda, así como la opacidad y luminosidad de los espejos de grafito. Esta sala, De la luz: la misteriosa conjunción de espíritu y materia, representa la celebración del proceso de transformación, la encarnación del espíritu en la materia.
La imagen de Sor Juana Inés de la Cruz, quien –desde mi perspectiva- tuvo el instinto sano y la fortaleza de confinarse en un claustro, en el cual desarrolló su genialidad, representa para mí la búsqueda heroica en Sor Juana de encontrar un lugar, como escritora, como mujer de conocimiento, tanto intelectual como interno, como mujer profundamente comprometida con su proceso de individuación.
Sor Juana Inés de la Cruz es un ejemplo heroico de la lucha que todos sostenemos, todos los días, consciente o inconscientemente, esa búsqueda de lugar y de sentido, con nuestras propias herramientas y nuestras propias historias.
El claustro y el encierro -como metáfora de “la noche oscura del alma”, una fase del proceso de desmembramiento/re-membramiento, re-integración/transformación a través de la búsqueda interna, la introspección y la reflexión en torno a uno mismo como individuo así como lo colectivo- al igual que la mirada interna, el silencio, y la atención consciente, son elementos indispensables para encontrar y encontrarse.
Esta exposición se encuentra acompañada por la música creada por los grandes compositores Georgina Derbéz, Ricardo Cortez, Lorenzo Medina y Alejandro Romero, inspirados en la obra Espejo de la pintura.